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Políticas

Cambio climático y paro: dos problemas, una solución

Bill Drayton. Fundador de Ashoka

Cuando pensamos en luchar contra el cambio climático, de manera natural nos centramos primero en sus causas directas. Si la causa es el aumento en los niveles de CO2, lo primero que nos viene a la cabeza es disminuir o compensar las emisiones de gases de efecto invernadero. Luego, lógicamente, pensamos en encontrar formas para conseguirlo, principalmente, adoptando nuevas tecnologías en el campo energético y pensamos también en mercados de créditos de carbono (que son esenciales para estimular soluciones innovadoras, disminuir los costes de la mitigación y ayudar a poner fin al punto muerto en el conflicto Norte-Sur).

Todo esto es esencial. Pero no es suficiente. Proteger el medio ambiente exige otros cambios, que sean sencillos, rápidos, prometedores y muy impactantes. Este gran cambio sólo se puede producir modificando el equilibrio de fuerzas en la gran sociedad, equilibrio que va más allá del círculo limitado de las causas inmediatas del problema. El equilibrio más básico, el primer compromiso que tiene que hacer la sociedad, se produce entre los dos factores principales que intervienen en la producción. ¿Deberíamos usar más mano de obra o más recursos naturales, (energía, materiales y terreno)?

Durante décadas hemos estado inclinando la balanza cada vez más en picado a favor de usar cosas y no personas. Definimos “productividad” en función de la poca mano de obra que necesitamos usar en la producción en vez de pensar cómo podemos maximizar el valor encontrando la combinación de aportaciones que lo logre. En Estados Unidos, casi sin darnos cuenta, hemos lanzado un lema “usa cosas, no personas”. Como resultado de esta tendencia a usar más cosas y menos personas, el sistema global está consumiendo fuentes naturales de forma muy agresiva. Acelerar la explotación de los recursos naturales ya no es un camino prometedor para lograr más crecimiento y además, cambiar, radicalmente, esta tendencia es imprescindible para solucionar nuestro problema con el medio ambiente.

En el otro lado de la ecuación está la mano de obra. A la vez que se promueve la rápida explotación de recursos naturales, nuestras políticas actuales desalientan la demanda de mano de obra de tal forma que los recursos humanos disponibles están muy infrautilizados. El resultado de todo esto es una locura. No utilizar mano de obra es muy costoso y dañino, (exactamente lo contrario de lo que se podría decir acerca de no utilizar recursos naturales).

Por si solos, los grupos y organizaciones de defensa del medio ambiente son débiles. ¿Por qué ha sido el progreso medioambiental tan incierto desde el Día de la Tierra en 1970? Una de las razones principales es el hecho de que los que impulsan la acción medioambiental son una fuerza difusa que compite con políticas que imponen costes en casi cada organización. Podríamos transformar esta situación uniendo dos temas que ya están relacionados: el empleo y el cambio climático, tomando la decisión de utilizar más mano de obra y menos recursos naturales. Casi todas las áreas se beneficiarían enormemente, y también lo haría la sociedad. De esta forma más trabajadores ganarían más, lo que aumentaría el crecimiento económico y casi todas las empresas se beneficiarían.

La forma más efectiva de volver a orientar a la sociedad hacia un “mix” más sano, en el que se usen más personas y menos recursos naturales, es enviar una señal de precios simple: hacer el empleo más barato y los recursos naturales más caros, trasladando las cargas sobre el empleo al uso de recursos naturales.

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