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Observatorio Global sobre Convivencia

Educación

Khan Academy

Salman Khan

Hace algún tiempo, trabajé como analista en un fondo de inversión en Boston. En esa época daba tutorías on line a mis primos en Nueva Orleans. Empecé a subir videos a You Tube por si les servían de repaso y ocurrió algo interesante; de hecho ocurrieron un montón de cosas interesantes. La primera fue la reacción de mis primos. Me dijeron que me preferían a mí en You Tube que en persona. Me estaban diciendo que preferían la versión automatizada de su primo que a su primo. Una vez que te sobrepones a la ambigüedad de eso y cuando lo analizas desde su punto de vista, tiene sentido: pueden pausar y repetir a su primo. Si necesitan repasar algo que debían haber aprendido hace dos semanas, o quizás hace dos años, solo tienen que ver esos videos. Si se aburren pueden saltar adelante. Pueden verlos cuando quieran, a su propio ritmo. La primera vez que estás tratando de comprender un nuevo concepto, no siempre necesitas a otro ser humano diciendo: "¿Entiendes?" Y eso era lo que ocurría antes en la interacción con mis primos.

Al subirlos a You Tube permití que terceras personas los vieran. No tenía razones para mantenerlos privados. Otra cosa que ocurrió fue que la gente empezó a encontrárselos y empecé a recibir comentarios de todas partes del mundo. Sobre uno de los videos de cálculo originales alguien escribió en You Tube: "Primera vez que sonrío haciendo una derivada." Y luego, en respuesta a ese comentario, otra persona escribió: "A mí me pasó lo mismo."

Tuvimos montones de reacciones de ese tipo. Pero, conforme la audiencia crecía empecé a recibir, también, cartas. Éste es sólo un fragmento de una de ellas: "Mi hijo de 12 años tiene autismo y le han costado mucho las matemáticas." "Hemos intentado de todo, visto de todo, comprado de todo." "Nos cruzamos con tu video sobre decimales y lo entendió." "Entonces fuimos con las temibles fracciones. De nuevo, lo comprendió." "No podíamos creerlo." "Está muy emocionado."

Era muy extraño para mí, un analista en un fondo de inversión, hacer algo con valor social. Pero estaba entusiasmado, así que continué. Y entonces empecé a darme cuenta de que no solo podía ayudar a mis primos ahora, o a esas personas que enviaban cartas, sino que ese material nunca pasaría de moda, que podría ayudar a sus hijos o a sus nietos. Si Isaac Newton hubiera puesto videos de cálculo en YouTube, yo no tendría que hacerlos. Suponiendo que él fuera bueno para dicha tarea.

En esa época me decía que el sistema era eficaz como complemento para estudiantes motivados, quizá, para los que aprenden desde casa. Pero, no creí que fuera algo que penetrase en el aula. Entonces, empecé a recibir cartas de profesores diciendo: lo que nosotros hacemos es dejar los videos como deberes.

Cuando los profesores hacen eso hay un beneficio evidente, el beneficio de que sus estudiantes pueden disfrutar de los videos tal como lo hicieron mis primos. Pueden poner pausa, repetir a su propio ritmo, cuando ellos quieran. Pero lo más interesante es que al eliminar esa clase que es igual para todos y al permitir a los estudiantes tener su clase a su propio ritmo en casa y más tarde, dejarlos trabajar en el aula, con el profesor caminando cerca, dejando que los compañeros puedan de verdad interactuar entre sí, se está utilizando la tecnología para humanizar la educación. Eso podría ocurrir mañana en cada colegio en Estados Unidos.

Hasta ahora, la experiencia educativa ha sido fundamentalmente deshumanizante... 30 niños que tienen prohibido hablar, que tienen prohibido interactuar entre sí. Un profesor, no importa lo bueno que sea, que tiene que dar clases genéricas, “unitalla”, a los 30 estudiantes... rostros perplejos, ligeramente hostiles. Ahora, las clases pueden ser una experiencia humana de interacción.

Así que creé la Khan Academy. Renuncié a mi trabajo y nos convertimos en una organización sin ánimo de lucro.

Nuestro paradigma es: vamos a generar tantas preguntas como necesites, hasta que entiendas cada concepto, hasta que des 10 respuestas correctas seguidas. Y ahí están los videos de la Khan Academy. Tienes las pistas, los pasos reales para cada problema: 10 resueltos seguidos y avanzas. Un método fundamentalmente diferente al empleado, hoy, en las aulas.

En un sistema de enseñanza tradicional se alternan deberes y clases y luego hay exámenes en momentos puntuales. Tras ese examen, sea la nota de un alumno 7, 8 , 9… la clase avanza al tema siguiente. Pero ¿Qué fue lo que no supo ese estudiante de 9? Quizás no supieron, por ejemplo, lo que ocurre cuando elevas algo a la potencia cero. Después tratarán de construir sobre ese déficit el concepto siguiente. Imaginemos estar aprendiendo a montar en bicicleta; quizá te den una clase por adelantado y te dejen la bicicleta por dos semanas. Regresan, después de las dos semanas, y te dicen: “Tienes problemas al girar a la izquierda." "Todavía no puedes detenerte bien." "Eres un ciclista al 80 por ciento." Así que te ponen en la frente un enorme 8 y luego te dicen "Aquí tienes un monociclo." Eso es, exactamente lo que ocurre en nuestras aulas en este momento. Si los buenos estudiantes empiezan a suspender álgebra de repente, y empiezan a reprobar cálculo de repente, a pesar de ser inteligentes, a pesar de tener buenos profesores, usualmente es porque tienen lagunas de conocimiento, tipo queso suizo, que siguieron formándose mientras aprendían lo básico. Así que nuestro modelo es aprender matemáticas de la forma en que aprendes cualquier cosa, tal como aprenderías a andar en bicicleta. Súbete a la bicicleta. Cáete de la bicicleta. Hazlo por el tiempo que sea necesario hasta dominarlo. El modelo tradicional te castiga por experimentar y por fracasar, pero no te exige que lo domines. Nosotros te animamos a experimentar, te animamos a fracasar. Pero sí esperamos que lo domines.

De trigonometría, por ejemplo, tenemos más de 90 módulos, todos están conectados entre sí. Todo es gratis. La idea básica es que todo está relacionado formando un mapa de conocimiento y que podemos enseñar, literalmente, cualquier cosa que pueda ser enseñada con este tipo de estructura: programación de computadoras, lógica, gramática, genética…

En un programa piloto en la escuela de distrito de Los Altos se tomaron dos grupos de quinto grado y dos grupos de séptimo grado y se eliminaron completamente los antiguos planes de estudios de matemáticas. Esos niños no están utilizando libros de texto, no están recibiendo clases genéricas. Están siguiendo la Khan Academy, a través de un software, durante casi la mitad de su clase de matemáticas. Quiero aclarar que no consideramos esto como un curso completo de matemáticas. Lo que el programa de Los Altos hace es liberar tiempo. El trabajo básico es asegurar que se sabe como moverse en un sistema de ecuaciones y liberar tiempo para las simulaciones, para los juegos, para la mecánica, para construir robots…

El paradigma es que, junto al profesor, cada niño trabaja a su propio ritmo. Y lo que el profesor hace es intervenir en los niños que estén atascados, o mejor aún, conseguir que los niños que ya son competentes en determinado concepto asesoren a otros compañeros.

Yo provengo de una metodología centrada en los datos. Así que nuestro paradigma es darle a los profesores toda la información posible y así, los profesores pueden diagnosticar qué pasa en realidad con los estudiantes y pueden hacer que su interacción sea lo más productiva posible. De ese modo, los profesores saben exactamente qué han estado haciendo los estudiantes, cuanto tiempo han estado dedicando cada día, cuales videos han estado viendo, cuando pausan los videos, cuando dejan de verlos, qué ejercicios están utilizando, en qué se han estado concentrando; pueden ver exactamente qué ejercicio resolvió o erró el estudiante. Y luego, pueden ver que, finalmente, fueron capaces de pasar 10 pruebas seguidas. Es casi como si pudieran verlos aprendiendo durante esos 10 últimos problemas, sabiendo, además, cuanto tiempo les llevó.

Cuando se habla de aprendizaje al ritmo personal tiene sentido para todos, en términos educativos: aprendizaje diferenciado. Pero, cada vez que lo hemos desarrollado hemos encontrado a un grupo de niños que se adelanta y a un grupo de niños un poco más lento. En un modelo tradicional, si se aplica una evaluación puntual se diría: "Esos son los niños superdotados, esos son los niños lentos." “Quizá se les deba evaluar de forma diferente”. “Quizás deberíamos ponerlos en clases diferentes." Pero cuando dejas a cada estudiante trabajar a su propio ritmo ves que los estudiantes a quienes les tomó un poquito más de tiempo adquirir un concepto, se adelantan cuando lo comprenden. Y esos mismos niños que pensaste hace seis semanas que eran lentos, ahora pensarías que son superdotados. Eso nos hace preguntarnos ¿Cuántas de esas etiquetas con las que, quizá, muchos de nosotros fuimos beneficiados o perjudicados se debieron a una circunstancia temporal?

Nuestro objetivo es utilizar la tecnología para humanizar la educación a escala mundial. Mucho del esfuerzo en humanizar el aula está enfocado en la proporción profesor-alumnos. Desde nuestra perspectiva, la métrica relevante es la proporción estudiante-tiempo-humano-valioso-con-el-profesor. En un modelo tradicional, la mayoría del tiempo del profesor es utilizado en dar clases y calificar. Pasa, quizá, el 5% de su tiempo sentado, realmente, junto a estudiantes y de verdad trabajando con ellos. Con nuestros procedimientos, el 100 por ciento de su tiempo lo pasa así. Por lo que, una vez más, al utilizar tecnología no solo se invierte la dinámica de las clases sino que estas se humanizan.

Imaginen lo que nuestro método hace por el estudiante adulto al que le cuesta aprender cosas que debió haber aprendido, antes de ir a la universidad. Imaginen lo que hace por un niño de la calle en Calcuta que tiene que ayudar a su familia durante el día y esa es la razón por la que él o ella no pueden ir a la escuela. Ahora puede dedicarle dos horas diarias y compensar, o ponerse al corriente.

Hemos mencionado a los estudiantes enseñándose entre sí dentro de un aula. Pero, eso es todo un sistema. No hay razón por la cual esos pares no puedan guiar a otros fuera de clases. Imagina qué ocurre si ese estudiante en Calcuta de repente puede guiar a tu hijo, o que tu hijo pueda guiar a ese niño en Calcuta. Lo que está emergiendo es el concepto de aula mundial. Y eso es, en esencia, lo que estamos tratando de construir.